"Quizá los animales están más adelantaos que los japoneses y que nosotros"
Silvio

¡Escucha y navega!

miércoles, 2 de septiembre de 2009

FIESTAS "PATRONALES" O EL EFECTO CABRA (Y 2)

Y es que señores, las peores fiestas, no nos engañemos son las fiestas "patronales" y no me refiero a la onomástica del fundador de la ciudad ni nada de eso... me refiero a esas fiestas en las que existe un patrón comportamental, que parece impuesto por alguien en un sospechoso estado de euforia. Y claro, como lo manda la tradición, pues todos a seguirla. Y cuantos más seamos mejor. Y si vienen de Japón y E.E.U.U. mejor.
¿Alguien ve algún sentido a tirarse los unos a los otros toneladas de loquesea, inundando calles, estampando fachadas y movilizando a medio parque móvil de la comunidad para limpiar después todo ese desaguisado? Pues poca explicación le veo yo salvo un poco del efecto cabra, que decía un amigo y otro poco del famoso efecto atapuerca. El primero responde a la facilidad que tenemos todos para hacer cosas siempre que haya uno delante que dé el paso, el segundo a ese instinto gañán que nos sale cuando celebramos cosas realmente importantes, como que el Mandril ha fichado a Rolando o que el Parchelona ha ganao la copa. Sumando los dos efectos y añadiendo 15.000 litros de vino o 12.000 kilos de tomates, la pandereta está servida y con ella una noticia para rellenar el ya de por sí lamentable telediario.
Pero, en pleno éxtasis "patronal", se alcanza el clímax cuando los proyectiles se terminan y el gusanillo de tirarse cosas empieza a invadir al respetable; es entonces cuando todo vale: nos tiramos las zapatillas, nos pegamos con las camisetas anudadas, nadamos en la papilla de tomate que corre por el suelo en sangrienta estampa... Y encima es noticia, a ver si el año que viene somos más y tiramos 20.000 en vez de 15.000 kilos.
Y digo yo, que por qué ese afán de tirarse alimentos, con la crisis que hay. Los hay hasta que se tiran agua a raudales en pleno madrid -claro que para tirar vino, mejor tirar agua, dirá alguno- el caso es tirarse cosas. No les dará por tirarse monedas de euro, así por lo menos, el que quede sin descalabrar, tendrá para tapar unos agujeritos... Ah, y no nos olvidemos de esas fabulosas fiestas que consisten en observar a cincuenta tios en plena calle, disfrazados de teletubi, tirándose petardos y otra suerte de artilugios ardiendo. Luego hay heridos por quemadura ¡pero que esperaban!
Terminando la temporada de patrones, aparece otra de esas fiestas en la televisión que me llama la atención. Quizá porque ya hemos gastado las camisetas viejas que teníamos para destrozar o quizá porque hasta el fiestero profesional necesita un descanso, en esta ocasión es mucho más sencillo: Se trata de tirar tomates, sí, pero todos al mismo. Y encima le ponemos un nombre chulo para que hasta haya peleas por ver a quién le toca este año recibir.
"Aquí vemos como al Zurracapote, cuya identidad es secreta, le persiguen tirándole tomates por todo el pueblo hasta que consigue trpar la cucaña y cantar el Asturias patria querida comiéndose un polvorón"
Que me lo expliquen. Coño ¿hay que tirarse tomates? y a mí se me ocurre ¿no podrían insultarse? Sería todos mucho más limpio y menos peligroso, si total, la borrachera la van a coger igual. Estaría bien, 50.000 tíos, con sus japoneses y sus estadounidenses, abarrotando las calles de Marmolillos y a la de tres todos a llamarse cosas. Además, cada año se puede hacer temática! Este año todos cabronacos, que el año pasado "político honrado" quedaba muy largo...
Pero no, no hay nada como tirarse alimentos y si no, que se lo digan a los novios, que lo primero que hacen después de darse el sí es recibir una tromba, en el mejor de los casos, de arroz. ¡Qué paella me hacía yo con todo ese arroz! Una de esas de 5 metros de diámetro, en la plaza del pueblo, eh... pero no le echéis tomate, no, que hay que ir guardando para el año que viene.

2 comentarios:

  1. No me ha quedado claro...¿entoces a ti qué te tiramos, arroz o tomates? Porque si no, yo me curo en salud y os tiro arroz con tomate. Anda que no...

    ResponderEliminar
  2. Y un par de huevos fritos y nos ahorramos el convite. Por cierto, una de mis comidas favoritas.

    ResponderEliminar

Diga lo que sea