"Quizá los animales están más adelantaos que los japoneses y que nosotros"
Silvio

¡Escucha y navega!

jueves, 31 de diciembre de 2009

¡Que me traigan carbón!

Feliz año a todos. Siguiendo con nuestro especial Reyes Magos, hoy, antes de hablar de otro juguete, os dejo este curioso viral que salió hace un par de años. Se trata de un video que hizo una empresa de creativos para promocionarse. Me parece muy bueno y aunque al final ya se pasa un poco -violencia gratuita- hay que reconocer que está muy bien hecho en todos los aspectos.




Ahora sí: otro clásico de los Reyes fue La Rueda de la Moda. Un sencillo juguete con el que podías crear tus propios modelos, eso sí, con una serie de limitaciones. Tantas como las combinaciones que se podían hacer con unas piezas de plástico grabadas en relieve, que representaban las partes de una señorita, ataviada con un modelito. Combinándolas se podían crear nuevos -en ocasiones disparatados- modelos.

Una vez confeccionado el vestido (y la modelo; yo siempre le vi un punto gore a este juguete) se ponía una hoja de papel encima y se pasaba con avidez un carboncillo, que hacía la magia. El modelo en cuestión aparecía ante tus ojos, con mayor o menor nitidez en función de lo manazas que fueras. A mí siempre me quedaban trazos gordos y ligeramente desdibujados, la verdad. Por último, se coloreaban... Aquí tenéis una foto de esta maravilla de la técnica:


A estas alturas o estaréis preguntando cómo puede ser que yo sepa tanto de este juguete tan... femenino, y lo recuerde con cariño... bueno, lo conozco bien porque tengo hermanas y ellas lo tuvieron, en cuanto a mí experiencia, no es que yo jugara con él, es que poco después de que mis hermanas tuvieran la Rueda de la Moda, yo tuve la suerte de que Sus Majestades me trajeran la siguiente maravilla:



¡Superhéroes y Monstruos! ¡Sensacional! ¡Tsst, y muy masculino! El mecanismo era exactamente el mismo que el explicado antes, sólo que las modelitos se sustituían por superhéroes (por supuesto "no oficiales") y lo que molaba aún más, por monstruos. Las combinaciones eran terroríficas y una vez pintadas por mí, más terroríficas aún. Podías crear superhéroes con tentáculos o musculosos bicharracos con slip por encima del pantalón... ¡Me encantaba!


En definitiva, ¿puede un niño alegrarse de que le traigan carbón? Claro, siempre que sea dulce o sea carbón...cillo



Fotos www.todocolección.net (www.aquellamaravillosainfancia.com)

martes, 29 de diciembre de 2009

Playing the quarters

(Ver Comentarios entrada "Más magos que nunca")

Aaaaaaay... querida anónima de mis entretelas...



No sólo recuerdo perfectamente el juego del que me hablas, sino que no hay día que no salga a la calle con la ilusión de encontrarlo en algún sitio. Me encantaba ese juguete. Por eso, esta entrada está dedicada especialmente a tí.


La palabra kitsch lo define por sí solo: esos aviones cuasi-fluorescentes, ese tablero de plástico rugoso, simulando montañas, esas dianas con resortes de muelle... Eso sí, me veo en la obligación de matizarte que las balas no eran de metal sino de plástico; lo que pasa es que a nosotros nos sabía a poco y terminamos por usar unos bolones de acero (por tamaño eran perfectos para cargarlos) que como armas de destrucción masiva iba mucho mejor. Cada vez que caían, derribaban la diana y hacían temblar el tablero. Probablemente el uso de aquellas bolas fue la causa de los males de aquel juguete. Aunque ahora que lo pienso... no pondría la mano en el fuego, quizá lleves razón.


Pero he de decirte, querida anónima de mis entretelas, que no sabes con quién te juegas los cuartos. No, no se me ha olvidado y sí, si te pongo una foto; con cariño:


Es una pena no poder apreciar los colores -increíbles- de los aviones, pero os podéis imaginar: eran como un "stabilo boss" con alas. Sí que se intuye en la foto el relieve que simulaba las montañas, donde estaban desperdigadas las dianas que había que derribar. Como curiosidad, diré que no recordaba que el tablero no cubría toda la órbita de los aviones, de manera que durante un trecho volaban sobre el "vacío", supongo que para darle más dramatismo al asunto... y para ahorrar costes, claro.


En fin, que este mítico juguete (lo siento, hasta el nombre no he llegado) ha hecho que retrase la aparición de otra joya que tenía preparada, pero creo que ha merecido la pena recordarlo.


Por cierto Anónima, antes de despedirme, me toca a mí hacerte una pregunta ¿me puedes decir quién se esconde tras este pavoroso payaso saxofonista? Me come la curiosidad...

Siempre suyo,

Niño B



domingo, 27 de diciembre de 2009

Gran Ilusión

Gran Ilusión es el título de un disco (y tema) de Engendro, uno que he incluido en la nueva selección navideña que he colgado en el blog para que escuchéis mientras leéis. Así que, antes de seguir leyendo, pulsa el botón de "Selección navideña", te espero.

¿Ya? Perfecto, disfruta del mensaje "subliminal" del rey y de otros temazos como la Navidad de los electroduendes...

Y ahora vuelta a lo de gran ilusión. Eso era lo que sentíamos (sentimos) de pequeños cuando nos levantábamos el día 6 de enero. Entre esos geniales juguetes de nuestra época, había uno que alcanzó la categoría de clásico: que levante la mano quien no haya tenido un AUTO-CROSS

Aquí lo tenéis, cortesía de laretrotienda.com (gracias)
Un cochecillo con menos detalles que un spectrum se movía, manejado por un volantillo, surcando una "red de carreteras" simple a más no poder, todo ello (TODO) fabricado en un maravilloso plástico tan endeble como cartón. Pues nos encantaba.
Funcionaba a pilas, por supuesto; creo recordar que con esas pilas grandes que llevaban muchos juguetes y que pesaban tanto que acababan haciendo ceder las tapas y se desparramaban cada vez que levantabas el juguete. Con una play-station nos tiraríamos de los pelos y juraríamos en arameo por haber perdido los datos no guardados después de hora y media de partida... Con estos juguetes, volvías a poner las pilas, pegabas la tapa con esparadrapo y te ponías a jugar otra vez.
Pero volvamos al juego: Encender el motorcillo con esa llave de plastiqué y manejar ese coche era algo... mágico ¿no? Sí, así se podía calificar este primitivo Out Run. Tan mágico que todos, absolutamente todos los niños, al tercer día, atraídos por aquel misterio, levantábamos el tablero del juego para ver como funcionaba aquello.
El mecanismo era sencillo: Un dispositivo giratorio con una varilla que tenía un imán. El imán "tiraba" del coche (que tenía otro imán) a nuestro antojo, cuando hacíamos moverse la varilla con el volante. Descubrir este secreto, lejos de restarle diversión al asunto, abría todo un mundo de posibilidades ante nuestros ojos. Era entonces cuando experimentábamos con toda suerte de objetos metálicos o pegados a un imán y circulaban por aquellas carreteras desde muñequitos hasta simples alfileres (me encantaba pilotar alfileres). Genial.
Un juguete único, probablemente uno de los primeros que la mayoría de mis coetáneos mencionarían ante la pregunta de qué juguetes recuerdan de su infancia. Hoy hay Gran Turismo, GP Rally, Taxi Simulator y qué sé yo para toda suerte de consolas, en los que puedes elegir hasta las pegatinas de los coches o diseñarte tus circuitos. En aquella época había Auto-Cross... Y todos flipamos cuando, aprovechando el tirón, sacaron el Auto-Cross TURBO. Claro, que también éramos delgados.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Más Magos que nunca II

Como reza el título, este año los Reyes han de ser más Magos que nunca.La crisis está como pa echar un viaje´e´regalos a cada niño de España... Ya lo decían las Pitorrisas cuando un chavalito les preguntaba qué iban a traerle los Reyes Magos... (ya sabéis que hasta en Navidad, yo defiendo que lo del carnaval es una cosa muy seria; a mí se me pone el vello de punta) y esto era del 2008, éste año los Reyes tendrán que hacer magia de la buena.
Y como 2008 no es de cuando éramos delgados, os quiero hablar también de uno de esos juguetes de mi época, uno del que frecuentemente nos acordamos mis amigos y yo. No era precisamente de los que te solían traer los Reyes, la verdad, pero no deja de ser digno de recordar. En Reyes si había suerte, venían los Geyperman o los Madelman, de los que quizá hable otro día... puede que menos presencia, pero mucho más encanto tenían los protagonistas de hoy. Me refiero por supuesto a... ¡Los Monta-Man!

Monta-Plex eran unos sobres sorpresa que se vendían en los kioscos. Producto nacional, por cierto. Por unas perrillas te daban un misterioso sobre en el que dentro podías encontrar cualquier cosa. Fuera lo que fuera (de plástico, claro) siempre venía en piezas, enmarcadas en un "blister" que inevitablemente dejaba unas rebabas en las piezas, cuando las cortabas a base de darle vueltas. Estos piquillos que quedaban no hacían sino dotar de un encanto especial a la pieza en cuestión, quedando como resultado una extraña cicatriz en la espalda de un muñeco, un extraño saliente en cualquier herramienta, etc.
Foto cortesía de Akela, no dejéis de visitar su interesante blog


Una de las series de Montaplex era la de los Monta-Man, que era la que a mí me compraban. Dentro de cada sobre venía un montamán que podía ser un guerrillero, un piloto, un astronauta o lo que fuera. ¿El muñeco? Más sencillo -y cutre- no podía ser: semiarticulado, con un cuerpo de dudosas formas y con una cabeza que más parecía una bombilla. Similar a aquellos que venían atados a un paracaídas, pero articulados. Nada de cuerpos musculosos, nada de pelusilla que simulara pelo, como en sus hermanos mayores... nada de eso, pero un encanto especial.
Con ellos se podía jugar a cualquier cosa, pero eran especialmente indicados para jugar a tirarlos por los aires o a tirarles cualquier artefacto -que la verdad es lo que hacía yo con TODOS los muñecos que tenía- y mostraban una querencia especial por ocupar los estrechos huecos que quedaban detrás de los muebles pesados. Pocas cosas me daban tanta rabia como perder a "mis hombres" detrás de los muebles, cosa que en el caso de los montamán me pasaba a menudo, dada su estilizada figura. En realidad, normalmente me duraban bastante poco.
Para los que son de por aquí, os diré que recuerdo cuando los comprábamos, en un kiosco que había al principio de la calle mayor, uno que realmente era un puestecillo, metido dentro de un portal de acceso a viviendas... ¡Me encantaba ese sitio! Y no me gustaría equivocarme, pero creo recordar que costaban cinco duros, aunque quizá fueran diez.

Que te compraran o regalaran un juguete hacía ilusión, pero agarrar un sobre de Monta-man, palparlo antes de abrirlo para intentar adivinar cuál de ellos era, abrirlo para sacarlo y montarlo, era todo un ritual, un ritual con mucho encanto.

Y es que ya lo decían los Petersellers: "Big-Jim y Madelman, les dan mil vueltas a los Action-Man y además, Madelman es nacional". Lo que no decían era que los Monta-Man también eran nacionales, más baratos e igual de polifacéticos... más o menos.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Más Magos que nunca I

Se acerca la Navidad queridos amigos y con ella una Fiesta entrañable: la de Los Reyes Magos.

En mi casa siempre ha sido una fecha especial que, aún hoy, vivimos con una ilusión propia de niños. Por eso, y aprovechando que a menudo recuerdo los juguetes y los juegos que teníamos de pequeños, voy a hacer un pequeño esfuerzo y a dedicar unos posts navideños a esta celebración y en especial a los juguetes de mi época. Se inaugura así una sección remember en este blog, que ya iba haciendo falta... la sección se llamará, en honor al Panderetero, "Cuando éramos delgados".

Espero que os guste.