"Quizá los animales están más adelantaos que los japoneses y que nosotros"
Silvio

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martes, 22 de junio de 2010

REDONDO ES EL SOL, REDONDO EL BALÓN, REDONDO EL NARANJITO


La mayoría ya lo conocéis, pero aún así, os presento a Naranjito.

Una de las cosas que más recuerdo del mundial 82 es este muñeco. Un Naranjito con pierna(s) de muelle y con cascabullo agujereado para poner un (1) boli. No era muy práctico porque sólo se podía poner uno, no era como uno de esos botes para lápices... si querías tener todas tus pinturas en naranjito, tenías que confeccionar la selección completa. Tal vez por eso en mi casa se llegaron a acumular naranjitos para confeccionar la absoluta con reservas y todo y parte de la sub-18. Hasta que en algún momento, mi madre decidió empezar a desayunar zumo...

El caso es que años después, alguien en mi trabajo, al verme con una chapa de Naranjito en la chaqueta, me preguntó y, hablando y hablando, salió a relucir este peculiar objeto:

"Anda, pues creo que mi marido sabe donde queda aún alguno de aquellos" dijo...

"pues me harías muy feliz" respondí yo.

Y aquí está. Gracias Carlos. Así que desde hace algún tiempo me acompaña en el curro este preciado objeto. A veces me tientan las ganas de llevármelo y ponerlo en el salpicadero del coche, cual chiguagua de esos que dicen que sí a todo, pero aún no lo he hecho... me da miedo a cargármelo con el pegamento. El Naranjito, claro, no el salpicadero.

Por otro lado y sin que tenga mucho que ver, hace un par de días hablaba con otro compañero sobre los balones de los mundiales. Hoy en día un niño va con papá al Calón y le compra un balón por cuatro perras y lo que dure ha durado, ya compraremos otro o ya jugará con lo balones del equipo (porque por supuesto el niño está en el equipo) ya que al fin y al cabo es donde juega el niño al fútbol. Antes, jugábamos donde fuera, tan solo conociámos a alguno que jugara en "el equipo" y... teníamos la suerte de tener algún amigo que se bajaba "el balón de reglamento". Que pena haber perdido expresiones de ese tipo. Desde aquí os pido, por favor, que recuperemos la expresión "balón de reglamento" ¡ayudadme entre todos!

Jugábamos en la calle, en la plazoleta, en la arena o molestábamos a algún vecino golpeando la puerta de un garaje, que hacía las veces de portería. Y es que, a pesar de que no valía empotrar, los pelotazos retumbaban mucho.

Jugábamos con cualquier pelota, pero si teníamos suerte, contábamos con un "balón de reglamento". Y me acordé del "azteca" que me regalaron como algo excepcional en el 86 y de los míticos "tangos" que siempre resonaban en nuestras bocas y de ese balón que heredé (¿me apropié?) de mi hermano, a quien no le iba tanto eso de jugar al fútbol. Un balón, me atrevería a decir que del mundial 74 (lo siento hermano, pero creo que no era del 78) y que me encantaba. Un balón que duró años y años y años (que posiblemente ande por ahí guardado aún) un balón por el que eras capaz de trepar por la valla que hiciera falta, un balón por el que magullabas tus brazos arrastrándote entre zarzas... Un balón que arreglabas una y otra vez porque, señores, los "balones de reglamento" se arreglaban. Se arreglaban porque costaban mucho dinero, porque eran buenos, porque había quien lo hacía y porque no había Calón para comprar uno cada 3 meses. Y me vi entrando en la tienda, con el balón en una bolsa, con unas perrillas que mi madre me había dado a regañadientes y con la esperanza de que, una vez más, tuviera arreglo. Y me vi recogiéndolo recosido y recién engrasadito, con cierto reparo -30 segundos de reparo- a sacarlo de la bolsa y conducirlo con el pie hasta casa.

Y así terminamos de hablar los dos, a riesgo de habernos ido por los cerros de Úbeda, apesadumbrados por (lo que no volverá) lo que ha cambiado esta sociedad; por el modelo de consumo establecido y del "usar y tirar" que impera en nuestra sociedad industrial, urbana y occidental, en el que casi por obligación estamos inmersos. Eso sí, con ese maravilloso sabor de boca que deja el recordar algo tan entrañable como el balón de reglamento. Redondo.

Niño B




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